Un antecedente importante lo encontramos en Francis Bacon, quien describe a los obstáculos como Idolos:
Idolos de la tribu (propios de la especie humana en general), ídolos de la cueva (errores del hombre individual, derivados de la educación y la costumbre), ídolos del foro (que proceden de la sociedad y del lenguaje) e ídolos del teatro (originados por doctrinas filosóficas erróneas).
Para Bachelard:
El primer obstáculo a superar es el de la experiencia primera; está experiencia esta conformada de informaciones que se perciben y se alojan en el espíritu generalmente en los primeros años de la vida intelectual esas informaciones no se pudieron someter a critica alguna.
El espíritu científico debe formarse reformándose.
El segundo obstáculo epistemológico identificado por Bachelard es el obstáculo realista, que consiste en tomar la noción de sustancia como una realidad.
El tercer obstáculo identificado por Bachelard es el verbal y se ubica en los hábitos verbales utilizados cotidianamente los que se convierten en obstáculos más efectivos cuanto mayor sea su capacidad explicativa
El conocimiento unitario y pragmático es identificado como el cuarto obstáculo epistemológica que se presenta en toda comunidad pre-científica ya que el concepto de unidad permite simplificar el estudio de cualquier realidad, al poderse explicar el todo también se ha de poder automáticamente explicar sus partes, la unificación explica toda la realidad.
El quinto obstáculo epistemológico es el denominado sustancialista que consiste en la unión que se hace de la sustancia y sus cualidades.
El sexto obstáculo es el realista en el que el
entendimiento queda deslumbrada con la presencia de lo real, hasta tal punto
que se considera que no debe ser estudiado ni enseñado, lo real se adorna con
imágenes que llevan consigo las marcas de las impresiones personales del sujeto
que investiga, así la argumentación de un realista es más agresiva frente al
que no lo es porque el primero cree poseer la realidad del fenómeno.
El séptimo obstáculo epistemológico es el denominado animista, según este cualquier sujeto presta mayor atención y por tanto da una más grande valoración al concepto que conlleve a la vida, que contenga vida o que se relacione con ella; en el espíritu investigativo siempre primará la vida pues ésta otorga un gran valor al elemento o elementos que tengan la posibilidad de contenerla.
El mito de la digestión es identificado como el octavo obstáculo a tener en cuenta, según este todo fenómeno que tenga relación con la digestión o la cocción (se considera al estomago como una gran caldera) pasará a obtener una mayor valoración explicativa.
El noveno obstáculo epistemológico, Bachelard lo identifica como la libido, a la que se interpreta desde el punto de vista de la voluntad de poder o la voluntad de dominio hacia otros presentada en el individuo que investiga y que no puede dejar de reflejar en sus experimentos o en sus intentos de dar explicación coherente ante un fenómeno nuevo.
El último obstáculo es identificado por Bachelard como el del conocimiento cuantitativo, ya que se considera todo conocimiento cuantitativo como libre de errores.
Es importante hacer un autoanalisis de estos obstaculos con respecto a nuestra persona.
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